Vol.26 N°3 de 2025


EDITORIAL

ARTÍCULOS ORIGINALES

ARTÍCULOS DE REVISIÓN

RESÚMENES

RESUMEN EJECUTIVO DEL DOCUMENTO TÉCNICO ELABORADO POR EL XXIII CONGRESO ARGENTINO DE NUTRICIÓN 2025


INDICE
 
Vol 26. N°3. 2025  |  Julio-Septiembre de 2025


ARTÍCULOS ORIGINALES

https://doi.org/10.48061/SAN.2025.26.3.108

EVALUACIÓN DEL CONSUMO DE CARBOHIDRATOS, INGESTA DE LÍQUIDOS Y ESTADO DE HIDRATACIÓN ANTES, DURANTE Y DESPUÉS DEL ENTRENAMIENTO EN TENISTAS ADOLESCENTES ROSARINOS

EVALUATION OF CARBOHYDRATE CONSUMPTION, LIQUID INTAKE AND HYDRATION STATUS BEFORE, DURING AND AFTER TRAINING IN TEENAGE TENNIS PLAYERS FROM ROSARIO


Franco Bussignach1,2, Alfonso Meira1,3, Florencia Decapua1


1 Universidad del Centro Educativo Latinoamericano (UCEL)
2 Sorrento Open Club
3 Department of Sports and Health Sciences, SHE Research Group, Technological University of the Shannon, Athlone, Ireland

Correspondencia: Franco Bussignach
E-mail: francobussi152@gmail.com
Presentado: 3/5/25. Aceptado: 22/5/25




RESUMEN

Introducción: El tenis es un deporte de intermitente que combina aspectos técnicos, físicos y psicológicos. La alimentación y nutrición tienen un rol primordial en el tenista. Dentro de la nutrición de los tenistas, los carbohidratos (CH) y líquidos juegan un papel muy importante. Los carbohidratos son la principal fuente de energía durante el entrenamiento y además permiten reponer las reservas del glucógeno luego de un entrenamiento intenso y prolongado. Una correcta ingesta de líquidos es primordial para comenzar el entrenamiento bien hidratado y así evitar la deshidratación y sus consecuencias.
Objetivo: Evaluar el consumo de carbohidratos, la ingesta de líquidos y el estado de hidratación en tenistas adolescentes.
Materiales y métodos: Se evaluaron 20 tenistas adolescentes, mediante un registro alimentario de 3 días; pesaje pre y post entrenamiento y la densidad urinaria específica (USG).
Resultados: El consumo promedio de carbohidratos (CH) fue de 4,96 g/kg/día. Previo al entrenamiento, la media fue de 53.73 g CH/día. Durante, el promedio fue de 9,52 g CH/hora. Post entrenamiento se consumió en promedio 1.05 g CH/kg/día. El 25% (n = 5) consumió CH de bajo IG (índice glucémico) previo al entrenamiento. Durante este, 17 jugadores tuvieron un consumo inapropiado. El 25% (n = 5) consumió CH de alto IG luego del entrenamiento. El promedio de líquidos consumidos antes y durante el entrenamiento fue de 15,05 ml/kg/día y 16,97 ml/kg/día respectivamente. Luego, la media fue de 975,48 ml/kg/día. Antes, durante y después del entrenamiento más de la mitad seleccionó agua. El 55% (n = 11) estuvo euhidratado previo al entrenamiento (USG < 1.020 g/L). 16 jugadores sufrieron una deshidratación mínima durante el entrenamiento. Luego del entrenamiento, un 10% (n = 2) consumió la cantidad apropiada. 
Conclusiones: La ingesta de carbohidratos y líquidos antes, durante y después del entrenamiento fue inadecuada.  
Palabras clave: tenis, carbohidratos, nutrición, hidratación, densidad urinaria específica.




ABSTRACT

Introduction: Tennis is a high-performance sport that combines technical, physical, and psychological aspects. Diet and nutrition play a key role for tennis players. Carbohydrates (CH) and fluids play a very important role in a tennis player's nutrition. Carbohydrates are the main source of energy during training and also allow glycogen stores to be replenished after intense and prolonged training. Adequate fluid intake is essential to start training well hydrated and thus avoid dehydration and its consequences.
Objective: To assess carbohydrate consumption, fluid intake, and hydration status in adolescent tennis players.
Materials and methods: 20 teenage tennis players were evaluated through a 3-day food record; pre and post training weighing and urinary specific gravity (USG).
Results: The average carbohydrate consumption (CH) was 4.96 g/kg/day. Before training the average was 53.73 g CH/day. During the session, the average was 9.52 g CH/hour. Post training, an average of 1.05 g CH/kg/day was consumed. 25% (n = 5) consumed low GI CH prior to training. During it, 17 players had inappropriate consumption. 25% (n = 5) consumed high GI CH after training. The average fluid consumed before and during training was 15.05 ml/kg/day and 16.97 ml/kg/day respectively. Then, the average was 975.48 ml/kg/day. Before, during and after training more than half selected water. 55% (n = 11) were euhydrated prior to training (USG < 1,020 g/L). 16 players suffered minimal dehydration during it. After training, only 10% (n = 2) consumed the appropriate amount.
Conclusions: Carbohydrate and fluid intake before, during and after training was inadequate.
Key words: tennis, carbohydrates, nutrition, hydration, specific urinary density.





INTRODUCCIÓN

La nutrición tiene gran relevancia en el deporte de alto rendimiento. Permite sostener esfuerzos intensos durante tiempos prolongados, mejorar el rendimiento, retrasar la aparición de fatiga, acelerar los procesos de recuperación y optimizar la reposición de las reservas de glucógeno tras el entrenamiento; disminuyendo, así, el riesgo de contracturas, calambres y lesiones musculares1.
La adolescencia es una etapa compleja de la vida, la cual está atravesada por múltiples cambios: fisiológicos, físicos, psicológicos y sociales; a raíz de los cuales la persona construye y desarrolla su personalidad, como así también forma una apreciación de su imagen corporal. La nutrición no está excluida de estos cambios, ya que la alimentación del adolescente está muy influenciada por su contexto social, en el que están involucrados familia, amigos, compañeros de colegio, entrenadores, medios de comunicación, tendencias alimentarias, entre otros. Estos factores serán determinantes para el desarrollo profesional del tenista2
En esta etapa de la vida, las necesidades energéticas se verán afectadas no solo por el nivel de actividad física de cada adolescente, sino también por otros factores como la composición corporal, tasa de crecimiento y nivel de maduración física3. Estas tienen como objetivo principal mantener un adecuado ritmo de crecimiento, que conduzca a la protección de la salud y prevención de enfermedades tanto durante la adolescencia como en la adultez3
La importancia del correcto consumo de carbohidratos (CH), en cantidad y calidad, radica en que las reservas de glucógeno muscular y hepático más la glucosa sanguínea son las principales fuentes de energía durante el ejercicio. Por ende, la disponibilidad de CH durante el ejercicio y la correcta repleción de los depósitos de glucógeno son primordiales para lograr el mejor rendimiento deportivo posible y retrasar la aparición de fatiga4.
El Comité Olímpico Internacional afirma que una dieta rica en CH ayudará a mejorar el rendimiento, principalmente cuando el ejercicio dura más de 60 minutos5,6. El mejor rendimiento con una dieta alta en CH (70% del valor calórico total) se asocia con altas concentraciones de glucógeno muscular. Estas son necesarias para los picos cortos e intensos de ejercicios y, por lo tanto, para los piques anaeróbicos durante un partido de tenis. En promedio un tenista necesita consumir de 6 a 10 g de CH/kg/día, considerando la intensidad y duración del entrenamiento7
Por el contrario, las dietas restrictivas o bajas en CH pueden perjudicar el ejercicio de alta intensidad y el rendimiento de resistencia, los cuales son aspectos claves en un partido de tenis. Estos están directamente relacionados con el agotamiento de las reservas de glucógeno, lo que contribuye a la aparición de fatiga durante los partidos prolongados8. Por estos motivos, la evidencia científica apunta a que el aumento de la ingesta de CH provocaría menores perturbaciones en el rendimiento deportivo en comparación con una dieta baja en carbohidratos4
La evidencia también demuestra que los CH ingeridos antes del entrenamiento deben ser de bajo índice glicémico (IG), ya que se ha estudiado que ingerir alimentos con alto IG en los 45 minutos previos disminuye el rendimiento deportivo y puede conducir a una hipoglucemia7.
Durante la práctica deportiva se recomienda ingerir entre 30 y 60 g de CH por hora9,7. Se ha demostrado que el consumo de CH durante un entrenamiento, cuya duración es mayor a 60 minutos, mejora la respuesta metabólica y el rendimiento deportivo9
Un estudio investigó la relación entre la tasa de ingesta de CH y el rendimiento en pruebas contrarreloj de ciclismo para identificar un rango de tasas de ingesta de CH que mejorarían el rendimiento en 51 ciclistas y triatletas. Se compararon doce bebidas diferentes (con glucosa:fructosa en una proporción de 2:1), proporcionando a los participantes distintas cantidades de CH/hora (en un rango de 10 a 120 g/hora). La ingesta de CH mejoró significativamente el rendimiento de una manera dependiente de la dosis y los autores concluyeron que la mayor mejora del rendimiento se observó a una tasa de ingesta de entre 60 y 80 g de CH/hora10.
Luego de un entrenamiento de más de 1 hora, las reservas de glucógeno pueden disminuir alrededor de un 90%. Por lo tanto, la recuperación de los depósitos de glucógeno, entre las 24 y 48 horas luego del entrenamiento, es fundamental para mantener un buen rendimiento25. Para ello, se recomienda ingerir 1 g/kg de peso corporal de CH de alto IG en la hora posterior al ejercicio, ya que durante los 30 - 60 minutos siguientes al ejercicio aumenta la capacidad de resíntesis de glucógeno11.
Un estudio realizado en 22 maratonistas, en 2015, investigó acerca del consumo de CH luego de la actividad física. Los resultados obtenidos fueron que la ingesta de CH fue considerada baja en nueve de ellos (40,9%), ideal en tres (13,6%) y alta en los restantes diez (45,5%). Considerando como baja ingesta a menos de 1g/kg de peso corporal, ideal entre 1 a 1,5 g/kg de peso corporal y alta, aquellos valores mayores a 1,5 g/kg de peso corporal. Por otra parte, el tiempo en el cual consumieron alimentos fuente de CH, en 18 individuos se evaluó como ideal y solo en 4 de ellos como no ideal, siendo ideal menos de 2 horas y no ideal más de 2 horas12.
Diversos factores influyen en las necesidades hídricas de una persona, algunos de ellos son género, edad, composición corporal y nivel de actividad física diaria13.
Por su lado, las necesidades específicas de cada deportista dependen del tipo de deporte, en qué momento de la temporada se encuentre, las condiciones ambientales en las que se realice dicho deporte, la dieta que lleve adelante y el nivel de aclimatación al calor14.
Las recomendaciones hídricas para tenistas varían según el momento del día, ya sea antes, durante o después del entrenamiento. Durante las 4 horas previas al ejercicio el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM) propone una ingesta de 5 - 7 ml de líquido/kg, equivalente a 400 - 600 ml15. Durante el entrenamiento, se recomienda beber 250 ml de líquidos en cada cambio de lado o cada 15 minutos, lo que equivale a 1.25 litros16. Luego de la práctica, se debe aportar una cantidad de líquido similar al 150% de las pérdidas ocasionadas durante este7.
La deshidratación es un factor limitante para el rendimiento del tenista11. Un estudio demostró que la intensidad de la resistencia muscular, medida durante 30 - 120 segundos de actividad repetida, se reduce un 10% cuando el deportista está deshidratado17.
Los atletas adolescentes son capaces de sudar más de 1 litro por hora (L/h) durante el entrenamiento y la competición, en condiciones calurosas; pudiendo llegar a tener una tasa de sudoración de 2,5 L/h18. La pérdida de agua durante el entrenamiento nunca debe superar el 1,5 al 2% de la masa corporal, ya que estas condiciones pueden afectar a la capacidad termorreguladora del organismo y disminuir el gasto cardiaco19. La evidencia demuestra que la hipertermia (aumento de la temperatura corporal inducido por la deshidratación) afecta en forma directa la función cerebral, alterando el flujo sanguíneo y el metabolismo, reduciendo el nivel del impulso cognitivo central o neuromuscular, lo que se traduce en una disminución de la función muscular y una alteración de la percepción del esfuerzo20. Además, la deshidratación se manifiesta con síntomas clínicos como: fatiga, mareos, dolor de cabeza, falta de concentración y problema de equilibrio20. Cabe destacar que la pérdida del 2 a 3% del peso corporal afecta al rendimiento de las tareas específicas (tiros, sprints, saltos repetidos); como así también los valores de fuerza y potencia16.
Por lo tanto, las pautas efectivas y apropiadas de seguridad contra el calor para los atletas jóvenes deben enfocarse en los factores de riesgo fácilmente modificables, como la intensidad y duración de la actividad, gestión de la hidratación, frecuencia y duración de los descansos y tiempo de recuperación entre sesiones y torneos, en relación con las condiciones ambientales. Es interesante remarcar que, en general, los atletas jóvenes de élite están muy informados sobre la importancia de rehidratarse lo suficiente y de forma regular; lo que puede reflejar una ingesta de líquidos más disciplinada, propia de tenistas expertos y atletas experimentados18.
Sin embargo, un estudio reciente demostró que el comportamiento típico de los tenistas juveniles es que suelen comenzar el entrenamiento deshidratados. Además, se ha demostrado que la densidad específica de la orina previa al entrenamiento fue levemente alta (> 1030 g/L), lo cual sugiere que, los atletas ya se encontraban deshidratados antes del ejercicio. En esta intervención se buscó examinar las diferencias entre la ingesta ad libitum de una bebida con CH y electrolitos, y la ingesta de agua. Para esto se evaluaron a 14 jugadores de tenis de entre 14 y 17 años, y se encontró que la ingesta ad libitum de una bebida con CH y electrolitos podría ser más eficiente para minimizar las pérdidas y déficit de fluidos y electrolitos18.
Un estudio realizado en México evaluó a 44 niños deportistas, de 9 a 17 años, con el objetivo de identificar si los conocimientos, hábitos y actitudes de reposición de líquidos influían sobre el estado de hidratación de los deportistas. Para identificarlos se utilizó un cuestionario; y se midió el peso corporal, la densidad urinaria y el color urinario. Para conocer la densidad urinaria, se utilizó un refractómetro portátil, y para comparar el color de la orina se empleó la escala de color de Lawrence Armstrong. Se observó que el 37% tenían inadecuados conocimientos sobre hidratación. Solo el 37,7% tuvo un estado de hidratación correcto previo al entrenamiento. El consumo de agua fue de 1,4 a 1,5 l/d, menor al recomendado por el Institute of Medicine (IOM) que es de 2,4 L/d para niños de 9 a 13 años y 3,3 L/d para niños de 14 a 18 años. Los autores concluyeron que el buen desempeño deportivo depende de la dieta e hidratación, y que es importante controlar ambos parámetros21.
El estado de hidratación puede ser calculado mediante diferentes métodos, entre los que se destacan la osmolaridad del plasma, la medición repetida del peso y el pesaje antes y después del ejercicio. Este último es una herramienta muy útil para identificar a aquellos tenistas que pueden alcanzar pérdidas mayores al 2% del peso corporal, pudiendo provocar alteraciones importantes en su rendimiento deportivo22.
El presente estudio tuvo como objetivo evaluar el consumo de carbohidratos, la ingesta de líquidos y el estado de hidratación en tenistas adolescentes que participan activamente de competencias nacionales; durante el mes de septiembre de 2023.


RESULTADOS

Figura 1: Distribución de la muestra según el consumo promedio de CH por kg/de peso corporal por día
 


En la figura anterior se observa que los jugadores consumen en promedio 4,96 g de CH/kg/día y que el 70% (n = 14) de los jugadores tiene un consumo insuficiente de CH/día. 


Figura 2: Distribución de la muestra según el consumo promedio de CH antes del entrenamiento
 


El promedio de CH consumidos 3 a 4 horas antes del entrenamiento fue de 53,73 g, lo que indica que el 100% (n = 20) de la muestra tuvo una ingesta insuficiente de CH previo al mismo (Fig. 2).
Durante el entrenamiento, el consumo promedio de CH fue de 8,52 g/hora, y solo el 5% (n = 1) tuvo una ingesta adecuada. 


Figura 3: Distribución de la muestra según el consumo promedio de CH por kg de peso corporal después del entrenamiento
 


Luego de la práctica, la ingesta promedio fue 1,05 g CH/kg y el 65% (n = 13) tuvo un consumo adecuado en cuanto a la cantidad (Fig. 3). En cuanto al tipo de CH seleccionado; solo el 25% (n = 5) tuvo una ingesta adecuada previo al entrenamiento, el 85% tuvo un consumo adecuado durante, mientras que luego de este el consumo fue apropiado en un 25% (n = 5).
Respecto de la ingesta de líquidos se observó que en la mayoría es adecuada, antes y durante el entrenamiento con un promedio de 15,05 ml/kg/día y 16,97 ml/kg/día, respectivamente (Fig. 4; Fig. 5). Aunque luego del entrenamiento la media fue de 975,48 ml/kg/día y solo un 10% consume la cantidad de líquido apropiada (Fig. 6). Haciendo referencia al tipo de líquido, se observó que antes del entrenamiento el 66,7% consume agua; el 63,3% también elige agua durante este y luego de la práctica el 58,3% refiere hacer lo mismo.


Figura 4: Distribución de la muestra según el consumo promedio, en ml, de agua potable, agua mineral y agua presente en infusiones (te, mate, café) por kg de peso corporal en las 4 horas previas al entrenamiento
 


Figura 5: Distribución de la muestra según el consumo promedio en ml por kg de peso corporal de agua y bebidas deportivas durante el entrenamiento
 


Figura 6: Distribución de la muestra según ml de agua y bebidas deportivas consumidas en promedio en las horas posteriores al entrenamiento por cada kg de peso corporal perdido durante este
 


Figura 7: Distribución de la muestra según la densidad específica de la orina previo al entrenamiento comparado con los valores de referencia
 

La figura anterior muestra que el estado de hidratación previo al entrenamiento fue adecuado en el 55% (n = 11) de los tenistas. 
En tanto, durante el entrenamiento, el porcentaje de deshidratación promedio fue de 1,6% y el 80% (n = 16) sufrió una deshidratación mínima.  


DISCUSIÓN

Múltiples estudios han propuesto que una óptima ingesta de alimentos y líquidos, antes, durante y después del entrenamiento, es esencial para lograr el máximo rendimiento deportivo y una buena recuperación entre las sesiones de entrenamiento, así como para preservar la salud del deportista y prevenir lesiones1,4-7,11-12,15-16,18,20,23,27-28.
En este estudio se evaluó el consumo de carbohidratos, la ingesta de líquidos y el estado de hidratación antes, durante y después del entrenamiento en tenistas adolescentes que participan activamente de competencias a nivel nacional.
Se observó que el consumo promedio de CH de la muestra fue de 4,96 g/kg/día y que solo un 30% (n = 6) tuvo un consumo adecuado en función a la intensidad y las horas de entrenamiento diarias; es decir entre 6 y 10 g/kg/día. Este dato se asemeja a los resultados de un estudio realizado en tenistas adolescentes, en donde se obtuvo que el consumo promedio de CH fue de 5,1 g/kg/día29. El correcto consumo de CH, en función a la intensidad y las horas de entrenamiento diarias, se asocia con altas concentraciones de glucógeno muscular, que es la principal fuente de energía durante el ejercicio, y también influye de forma directa en la correcta repleción de los depósitos de glucógeno luego del entrenamiento. Entonces, si el consumo de CH/kg/día es menor al de las recomendaciones, los jugadores tendrán menos energía durante el entrenamiento, se cansarán más rápido y les será más difícil recuperarse entre las sesiones de entrenamiento1,28.
El promedio de CH consumidos 3 a 4 horas antes del entrenamiento fue de 53.73 g/día, dato que refleja que el 100% (n = 20) de los jugadores tuvo una ingesta insuficiente, ya que el ACSM establece una ingesta de entre 200 y 300 g de CH, 3 - 4 horas antes del ejercicio9. Por otra parte, en un estudio realizado en maratonistas de Granadero Baigorria, se observó que la ingesta de CH previa al entrenamiento fue adecuada en un 45% de los deportistas, en tanto que el otro 55% tuvo un consumo insuficiente12. Una ingesta insuficiente de CH previo al entrenamiento puede impactar de forma negativa en el rendimiento, debido a que los depósitos de glucógeno muscular no estarán completamente llenos, por lo que se vaciarán más rápido, produciendo una depleción en el rendimiento deportivo y, en consecuencia, generando una sensación de fatiga temprana9.
Según Rodriguez y colaboradores, el consumo de 30 - 60 g/hora de CH, durante el ejercicio, favorece la oxidación de glucógeno muscular, manteniendo estable la glucemia, preservando las reservas de glucógeno y disminuyendo la percepción subjetiva del esfuerzo9. A pesar de estos beneficios reportados en el presente estudio, durante el entrenamiento el consumo promedio de CH fue de 8,52 g/hora, lo que demuestra que estuvo muy por debajo de las recomendaciones, con un porcentaje de adecuación del 5% (n = 1); es decir, solo 1 jugador consumió entre 30 y 60 g/hora de CH.
Después del entrenamiento, la media de consumo de CH fue de 1.05 g/kg/día y un 65% (n = 13) tuvo un consumo apropiado. En comparación con la investigación realizada por Di Santis, en 2016, en la cual se observó que el 13,6% tuvo una ingesta adecuada, se observó que en el presente estudio el porcentaje de adecuación fue mayor.
Respecto del tipo de CH, los resultados reflejan que los jugadores no realizan una correcta elección del tipo de CH que deben consumir antes, durante y después del entrenamiento. Solamente un 25% (n = 5) de la muestra tuvo una ingesta adecuada de CH previo al entrenamiento, es decir, CH de bajo IG. Esto no coincide con la recomendación de que en la ingesta previa al entrenamiento deben predominar los CH de bajo IG, ya que garantizan la estabilidad de la glucemia durante el ejercicio7.
El 85% (n = 17) de la muestra tuvo un consumo inadecuado de CH durante el entrenamiento, es decir consumió CH de IG bajo o medio. Mientras que Franco-Mijares y col. explican que el CH consumido, durante el entrenamiento, debe ser de alto IG, para garantizar su rápida disponibilidad en el plasma y así mantener niveles estables de glucemia, efecto que no se logra con los CH de bajo IG, que además pueden generar molestias gástricas30.
Las investigaciones demuestran que la ingesta de CH de alto IG, una vez finalizado el entrenamiento, permitiría reponer con mayor rapidez los depósitos de glucógeno en comparación con alimentos de bajo IG30. Sin embargo, en nuestro estudio, solo el 25% (n = 5) de la muestra tuvo un consumo adecuado de CH luego del entrenamiento, es decir CH de alto IG.
La evaluación del consumo de líquidos indica que casi la totalidad de los jugadores tiene una correcta ingesta antes y durante el entrenamiento. Aunque, luego de este, la mayoría tiene una baja ingesta, teniendo en cuenta las recomendaciones hídricas establecidas por el ACSM.
El 90% (n = 18) de la muestra tuvo un consumo adecuado de líquidos previo al entrenamiento, es decir, una ingesta igual o mayor a 5 ml/kg. Este dato se correlaciona con la recomendación del ACSM, de 5 - 7 ml de líquido/kg, durante las 4 horas previas al ejercicio, equivalente a 400 - 600 ml; lo que permite llegar mejor hidratado al entrenamiento y tener menores posibilidades de deshidratarse durante este y sufrir sus consecuencias (dolor de cabeza, mareos, calambres)15.
El 90% (n = 18) tuvo un consumo adecuado de líquidos durante el entrenamiento, es decir, igual o mayor a 6 ml/kg. Este dato se diferencia de los obtenidos en un estudio realizado en ciclistas y patinadores, en el cual se observó que la ingesta de líquido de los deportistas fue insuficiente para cubrir los requerimientos hídricos del entrenamiento31.
Luego de la práctica deportiva solo un 10% (n = 2) consumió la cantidad de líquido apropiada, según los kg de peso corporal perdidos durante el entrenamiento, con un promedio de 975,48 ml/kg. Este resultado difiere de la recomendación del ACSM, el cual establece que para evitar la deshidratación y lograr una recuperación rápida se debe beber 1,5 litros de líquido por cada kg de peso perdido15. Si la ingesta de líquidos luego del entrenamiento no es suficiente, hay mayores posibilidades de que el jugador sufra una deshidratación grave, y en consecuencia mareos, dolor de cabeza, calambres y dificultad para recuperarse entre las sesiones de entrenamiento9.
Al evaluar el estado de hidratación previo al entrenamiento, a través de la USG, se encontró que fue adecuado en el 55% (n = 11) de los tenistas. En tanto que, en una investigación realizada en un grupo de 156 jugadores de fútbol, el 98% de ellos se encontraron deshidratados previo al entrenamiento32. En este punto se destaca que la deshidratación no solo puede afectar negativamente el rendimiento de los deportistas, sino que también podría aumentar el riesgo de enfermedades por calor (agotamiento o golpe de calor, calambres, edemas, desmayos, insolación).
Durante el entrenamiento, el porcentaje de deshidratación de los jugadores fue en promedio de 1,6%, mientras que el 80% (n = 16) sufrió una deshidratación mínima luego de este, es decir una pérdida del 1 al 3% del peso corporal. Este resultado se asemeja con los obtenidos en un estudio realizado en 2022, en el cual la pérdida de peso promedio fue de 1,2% en los ciclistas y de 1% en los patinadores31.
A partir de los resultados observados se concluye que la mayoría de los jugadores tiene un consumo deficitario de CH, antes y durante el entrenamiento. Además, la mayor parte no realiza una correcta elección del tipo de CH que deben consumir antes, durante y después del entrenamiento.
Casi la totalidad de los jugadores tiene una ingesta de líquidos adecuada antes y durante el entrenamiento. Sin embargo, luego de la práctica deportiva solo un 10% (n = 2) consume la cantidad de líquido apropiada, según los kg de peso corporal perdidos durante el entrenamiento. Respecto del tipo de líquido, se identificó que antes, durante y después del entrenamiento más del 50% selecciona agua.
El estado de hidratación previo al entrenamiento fue adecuado en casi la mitad de los tenistas; mientras que durante el entrenamiento el 80% sufrió una deshidratación mínima.
Para una futura investigación, en la misma población, sería conveniente evaluar el nivel de hidratación previo al entrenamiento y el grado de deshidratación durante este, en condiciones climáticas de mayor temperatura, ya que en el presente estudio fueron evaluadas un día con una temperatura inferior a 20º C. Considerando que con el calor aumentan las pérdidas de líquidos a través del sudor y, en consecuencia, los jugadores tienen mayor riesgo de sufrir una deshidratación significativa o grave, al finalizar el entrenamiento. De esta forma, se podría comparar el grado de deshidratación de los tenistas adolescentes en condiciones ambientales diferentes, es decir, con una temperatura menor a 20º C y una mayor a 20º C.
Otro punto para tener en cuenta para un nuevo estudio sería que, para la recolección de datos, los sujetos completen el registro alimentario, pesando previamente los alimentos consumidos, para así tener mayor exactitud de los gramos de CH ingeridos en cada comida.


CONCLUSIONES

Se observó que el consumo promedio de CH de la muestra fue de 4.96 g de CH/kg de peso corporal/día y que solo un 30% tuvo un consumo adecuado en función a la intensidad y las horas de entrenamiento diarias. 
La mayoría de los adolescentes tiene un consumo deficitario de CH, antes y durante el entrenamiento. El promedio de CH consumidos 3 a 4 horas antes del entrenamiento fue de 53,73 g/día, dato que refleja que el 100% de los jugadores tuvo una ingesta insuficiente. Durante el entrenamiento el consumo promedio de CH fue de 9,52 g/hora, lo que demuestra que estuvo muy por debajo de las recomendaciones, con un porcentaje de adecuación del 5%. En tanto, que después del entrenamiento la media de consumo de CH fue de 1,05 g/kg/día y un 65% tuvo un consumo apropiado.
La mayor parte de los jugadores no realiza una correcta elección del tipo de CH que deben consumir antes, durante y después del entrenamiento. Solamente una minoría (n = 5) tuvo una ingesta adecuada de CH previo al entrenamiento. El 85% de los jugadores consumió CH de bajo y/o medio IG durante el entrenamiento, siendo adecuado en ese momento los CH de alto IG. Solo el 25% de la muestra (n = 5) tuvo un consumo adecuado de CH al finalizar el entrenamiento, es decir CH de alto IG.
La mayoría de los jugadores (90%) tienen una ingesta de líquidos adecuada antes y durante el entrenamiento, con un promedio de 15,05 ml/kg/día y 16.97 ml/kg/día respectivamente. Sin embargo, luego de la práctica deportiva la media fue de 975.48 ml/kg de peso corporal/día y solo un 10% consume la cantidad de líquido apropiada, según los kg de peso corporal perdidos durante el entrenamiento. Respecto del tipo de líquido elegido por los jugadores para hidratarse, se identificó que antes, durante y después del entrenamiento más del 50% selecciona agua. 
El estado de hidratación previo al entrenamiento fue adecuado en la mayoría de los tenistas; mientras que durante el entrenamiento el porcentaje de deshidratación fue en promedio de 1,6% y el 80% sufrió una deshidratación mínima luego de este. 

Financiamiento
Esta investigación no recibió financiamiento
Conflictos de interés
Los autores declaran no tener ningún conflicto de interés.


REFERENCIAS
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