Vol.22 N°3 de 2021
EDITORIAL
ARTÍCULOS ORIGINALES - NUTRICIÓN
ARTÍCULOS ORIGINALES - DIABETES
ACTUALIZACIÓN - NUTRICIÓN
REVISIÓN - TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA
INDICE
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Vol 22. N°3. 2021 | Julio-Septiembre de 2021 |
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Norma Cipatli Ayuzo del Valle1, Laura Leticia Zavala2, Brenda Ayuzo3, Victoria Villafuerte4, Sergio Javier Fernández Ortiz5
1 |
Academia Mexicana de Pediatría, Tecnológico de Monterrey, Nuevo León, México |
2 |
Psiquiatría con alta especialidad en Trastornos de la Conducta Alimentaria, Monterrey, Nuevo León, México |
3 |
Medicina Interna, Hospital San Javier, Universidad Autónoma de Guadalajara, Jal, México |
4 |
Gastroenterología Pediátrica, Jefe del Instituto de Pediatría Tecnológico de Monterrey, Monterrey, Nuevo León, México |
Correspondencia: Norma Cipatli Ayuzo del Valle
E-mail: cipatlimd@yahoo.com
Presentado: 17/05/21. Aceptado: 10/08/21
RESUMEN
Introducción: los trastornos de la conducta alimentaria
(TCA) son enfermedades graves, con bases genéticas y neurobiológicas donde los principales sistemas afectados son el
gastrointestinal y neurológico por lo cual el microbioma juega
un papel importante.
Objetivos: resumir los resultados de las últimas investigaciones en microbioma que pudieran ser futuras herramientas en
el manejo de los TCA.
Materiales y métodos: se realizó una búsqueda en PubMed
sobre microbioma y TCA de publicaciones científicas de los
últimos 10 años de estudios en humanos. Se incluyeron 10
estudios para una revisión tipo paraguas.
Resultados: desde el descubrimiento del microbioma y su papel en el eje cerebro-intestinal se han realizado investigaciones
que sugieren a los pre y probióticos como una herramienta útil
en el manejo de diferentes enfermedades psiquiátricas a través
de vías como nervio vago, liberación de metabolitos y neurotransmisores, y el sistema inmune asociados con síntomas
presentados en anorexia.
Conclusiones: los llamados psicobióticos, en referencia a probióticos que en cantidades adecuadas mejoran las funciones
cognitivas, son una herramienta para el manejo de enfermedades psiquiátricas en las que los TCA pudieran ser beneficiados.
Palabras clave: trastornos de alimentación; microbiota; probió-
ticos, anorexia.
ABSTRACT
Introduction: eating disorders are serious illnesses with genetic and neurobiological bases where the main organs affected are the gastrointestinal tract and the neurologic system
making important the role of the microbiome.
Objectives: summarize the results of the latest microbiome
research that could be future tools in the management of
eating disorders.
Materials and methods: umbrella review of pubmed publications in humans of the last 10 years regarding microbiome
and eating disorders.
Results: since the discovery of the microbiome and the
function on the cerebral-intestinal axis, through pathways
such as vagal nerve, neurotransmitters and immune system,
related to symptoms presented on anorexic patients.
Conclusions: psychobiotics, live organisms that when ingested in adequate amounts produce health benefits in patients
suffering from psychiatric illnesses are the new topic of future
research in eating disorders.
Key words: eating disorders; microbiota; probiotics, anorexia nervosa.
INTRODUCCIÓN
Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA)
son enfermedades graves, genéticas, psicosociales y
neurobiológicas con alta prevalencia entre los adolescentes1. Entre los más comunes se encuentran atracones, anorexia, bulimia y avoidant/restrictive food
intake (desorden de ingesta alimentaria evitativa o
restrictiva, ARFID por sus siglas en inglés).
Los principales órganos afectados en los TCA son
el cerebro, intestino y sistema endocrinológico por lo
cual el microbioma cobra especial importancia.
A nivel del sistema nervioso central se sabe que las
alteraciones en la regulación de neuropéptidos afectan en el hipotálamo, en el eje sensorial-interoceptivo
de recompensa. Algunas de las complicaciones de
los TCA son consecuencias directas de los comportamientos restrictivos, como la baja ingesta de calorías, el uso y abuso de laxantes y diuréticos, o vómitos
que llevan a alteraciones electrolíticas, alteración de
la motilidad gástrica, constipación y disminución de
la densidad mineral ósea; estas complicaciones se
acompañan de ansiedad y depresión que a su vez
alteran los comportamientos restrictivos-purgativos.
OBJETIVOS
Resumir los resultados de las últimas investigaciones en microbioma que pudieran ser futuras herramientas en el manejo de los TCA.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó una revisión bibliográfica con bases de
datos de Google Scholar y PubMed en busca de artí-
culos recientes con las palabras "anorexia", "bulimia",
"probióticos","prebióticos", "microbioma", "trastornos de conducta alimentaria", entre 2017 y 2020. Se
incluyeron 32 trabajos mencionados en el Congreso
Internacional de la Academy for Eating Disorders (International Conference on Eating Disorders, ICED 2020
y 2021). Se excluyeron trabajos en idiomas diferentes a
español, inglés o francés, o aquellos sin acceso a texto
completo para una revisión de tipo paraguas. Se incluyeron 10 trabajos. Todos los trabajos encontrados
fueron revisados por los autores y se mencionan como
referencias aquellos que reportan evidencias científicas
y revisiones por pares.
Microbioma y TCA
Los microbios entéricos (bacterias, hongos, virus y
parásitos) y sus metabolitos pueden modular el estado
de ánimo y el comportamiento. El conocimiento que el
sistema nervioso central interactúa con el sistema digestivo condujo a la descripción del eje cerebro-intestinal2.
Una de las vías por las cuales actúa el eje cerebro-intestinal es por la producción de precursores
de neurotransmisores como el triptófano y la tirosina. Algunas bacterias entéricas incluso presentan
crecimientos en presencia de catecolaminas lo que
sustenta el potencial entérico en la modulación del
comportamiento vía nervio vago3.
Uno de los primeros estudios realizados por Dinan4
en roedores libres de gérmenes (sometidos a dosis altas de antibióticos o criados en ambientes estériles) demostró alteraciones cognitivas y síntomas depresivos en
comparación con el grupo de roedores con bacterias.
Fue así como se determina el término "psicobió-
ticos" en referencia a bacterias que al ser administradas en cantidades adecuadas confieren beneficios
mentales. En este grupo de psicobióticos se incluyen
pre y probióticos capaces de producir y liberar sustancias neuroactivas tales como ácido gamma-aminobutírico (GABA) y serotonina (algunas bacterias
que contienen glutamato descarboxilasa y por lo
tanto degradan el glutamato de la dieta facilitando
su transformación en GABA, otras más através de
la tirosina a manera de sustratos) que trabajan en
el sistema neuroendocrino modulando el nivel de
ansiedad y el estado de ánimo4.
Estudios previos en roedores vagotomizados con
lactobacilos demostraron que el nervio vago es la
principal vía para transmitir información del intestino al cerebro encontrando alteraciones en la transcripción del GABA5.
El primer psicobiótico reportado como agente
terapéutico es el lactobacilo, el cual se utiliza para
la depresión desde 1910 cuando se empleaban productos fermentados de la leche como parte del tratamiento de pacientes con este diagnóstico.
Medicamentos como inhibidores de monoaminoxidasa tienen efectos antimicrobianos que inhiben la síntesis de la pared intestinal, los antidepresivos tricíclicos
tienen efectos anti plásmidos por lo que además de los
efectos neurológicos a nivel sináptico, muchos psicotró-
picos alteran también la composición del microbioma3.
En el caso de los TCA, la serotonina juega un papel importante en el estado de ánimo de los pacientes
con anorexia; en estados de desnutrición se encontraron niveles de precursores de serotonina bajos en
comparación con los mismos pacientes en estado de
recuperación4,8. A nivel intestinal, el microbioma tiene
influencia en la secreción periférica de serotonina alterando el número y funcionalidad de células enterocromafines en la pared intestinal y en la liberación de
precursores de serotonina al sistema circulatorio.
Bajo condiciones nutricionales adecuadas, las cé-
lulas enteroendocrinas contienen receptores que al
activarse con productos bacterianos (lipopolisacáridos
LPS y flagelina) modifican la secreción de hormonas
como la colecistoquinina que ayuda a la regulación
de la saciedad y el hambre. Otro de los mecanismos
es la regulación de la ingesta de alimentos bajo la
producción de péptidos que son secuencias de análogos de hormonas reguladoras que imitan la respuesta
del huésped en saciedad. En el caso de la leptina, en
estudios de obesidad, se ha demostrado una relación
inversa con presencia de Bacteroides y Prevotella, y
mayor de bifidobacterias y lactobacilos9.
La disbiosis intestinal causa una disminución significativa de la absorción de nutrientes esenciales10.
En pacientes con restricción de alimentos, la falta de
sustratos energéticos conlleva a la disbiosis. Bacterias
como Roseburia y Bacteroides disminuyen porque son
dependientes de la cantidad de carbohidratos y proteínas de la dieta. La cantidad de Bacteroidetes intestinales depende del tipo de fibra dietética que llega
al intestino. En casos de ayuno prolongado, algunas
bacterias sobreviven utilizando la mucina intestinal
por varias horas como Verrucomicrobia, la cual se ha
encontrado en altas concentraciones en etapas de
inanición en pacientes con anorexia; estos niveles disminuyen cuando hay recuperación de peso. En el caso
de Methanobrevibacter smithii, que genera metano al
reducir hidrógeno y dióxido de carbono, es un ejemplo
de que el ecosistema intestinal en pacientes con anorexia busca fuentes de energía en respuesta a la baja
disponibilidad de nutrientes; este metano producido, a
su vez, se asocia con disminución en la motilidad intestinal que lleva a constipación frecuente en pacientes
con anorexia11. Esta diversidad de bacterias intestinales
contribuye a la desnutrición como se demostró en estudios experimentales de trasplantes fecales de pacientes con kwashiorkor a roedores receptores que resultó
en una pérdida de peso y desnutrición subsecuente.
De forma similar, cuando se realizó el trasplante fecal
a roedores de pacientes con obesidad, manifestaron
una mayor adiposidad a pesar de no haber presentado
aumento en la ingesta de alimentos8-10.
Asimismo se ha asociado el síndrome de intestino irritable con trastornos del estado de ánimo o
el uso de antibióticos asociado a un incremento en
síntomas de ansiedad y depresión. La fermentación
bacteriana es también un mecanismo clave en el cual
las bacterias intestinales impactan en el metabolismo
del huésped. La fibra dietética y los carbohidratos no
digeridos son los sustratos primarios de la fermentación para la generación de ácidos grasos de cadena
corta (butirato, acetato y propionato). El butirato es
consumido de forma local por los colonocitos como
sustrato energético que ayuda a la función colónica. La mayoría de los ácidos grasos de cadena corta
ayuda en procesos como la inflamación y la homeostasis11. En pacientes con anorexia se ha demostrado
una alta proporción de ácidos grasos de cadena corta
debido a la fermentación de fuentes endógenas de
proteínas (a manera de sustrato de energía alterna
en ausencia de carbohidratos y fibra dietética). Estos
ácidos grasos de cadena corta derivados de proteínas
son de particular relevancia en disfunciones metabó-
licas en TCA y han sido descritos también en la fisiopatología de la resistencia a la insulina.
Otro mecanismo es la porosidad del epitelio
intestinal. La entrada de endotoxinas bacterianas
como lipopolisacáridos de bacterias gram negativas
(macrófagos, neutrófilos y células dendríticas) que
afecta directamente la actividad neural en el sistema límbico y por medio de la activación de la microglía y citocinas proinflamatorias (interleucinas y
factor de necrosis tumoral) que atraviesan la barrera
hemato encefálica. En el cerebro, estas citocinas actúan sobre los receptores neuronales y la microglía,
alterando su activación y función como ocurre en la
respuesta inflamatoria generalizada del sistema nervioso de muchas de las enfermedades psiquiátricas5.
La amenorrea secundaria a un déficit crónico de
estrógenos es un síntoma común en pacientes con
anorexia. Se ha identificado que los estrógenos disminuyen la virulencia bacteriana, a la vez que aumentan el crecimiento poblacional de las mismas6.
DISCUSIÓN
Existen cada vez más evidencias que indican que
las bacterias intestinales pueden estar involucradas
en la etiología, progresión y tratamiento de los TCA.
A través de diferentes acciones antes mencionadas
(como la alteración en la disponibilidad de precursores hormonales, alteración en las cadenas de ácidos
grasos y fermentación bacteriana), participan en síntomas clínicos en pacientes con anorexia como los pensamientos restrictivos asociados a neurotransmisores,
síndrome de eutiroideo enfermo por falta de tirosina,
síntomas intestinales como náuseas y constipación, y
alteración en la mineralización ósea y disminución de
tejido graso (Figura 1). Sin embargo, faltan estudios
que especifiquen las cepas, biodisponibilidad y conocer en qué fase del tratamiento están indicados, así
como el tipo de TCA al cual deben ser prescritos ya
que la mayoría de los estudios hasta el momento se
realizó en pacientes con diagnóstico de anorexia.
Prebióticos como fructanos y glucanos se emplearon en modelos experimentales en ratas para
la disminución de la ansiedad y respuesta al estrés
con buenos resultados7. Sin embargo, no todos los
estudios muestran datos positivos en el uso de probióticos; si bien sabemos que el cambio de una dieta
vegetariana a una basada proteínas animales conlleva un cambio significativo en el microbioma, estudios con poblaciones pequeñas describieron que la
introducción de una dieta agresiva con probióticos en
pacientes con dietas previas restrictivas (por ejemplo,
veganas) puede incrementar el proceso de inflamación intestinal y empeorar los síntomas neurológicos7.
Por lo tanto, se requieren estudios de cohorte longitudinales con un número significativo de pacientes y
muestreos adecuados para capturar las variaciones en
el perfil microbiano y su función en todas las etapas de
diagnóstico, tratamiento y recuperación de los pacientes con TCA. Se ha descrito mejoría en los síntomas
intestinales de realimentación al agregar prebióticos a
los suplementos enterales en pacientes que requieren
alimentación por sonda nasogástrica8. Otros estudios
demostraron efectos psicológicos benéficos posterior
al uso de psicobióticos, sobre todo en la reducción de
síntomas de ansiedad y depresión6,9-11.
Figura 1: Relación de anorexia y microbioma |
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Fuente: Elaboración propia |
CONCLUSIONES
Si bien los psicobióticos no son la base principal
en el manejo de los pacientes con TCA, sí pueden
ser aliados importantes en el manejo nutricional y
psiquiátrico en aquellos con este tipo de trastornos.
La presente investigación no recibió ayudas específicas provenientes de agencias del sector público,
sector comercial o entidades sin ánimo de lucro.
Conflictos de interés: los autores declaran que
no existen conflictos de interés.
REFERENCIAS
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